And I say to myself, what a wonderful world.

Te vas de mi habitación como si de una mosca se tratara sin decir nada. Susurras un "adiós" mientras coges tu chaqueta y te dispones a abrir la puerta.
Me quedo sola, en mi habitación, sin nadie alrededor y sin nadie a quien llamar.
Mis amigas no están y mi familia está de viaje.
Siento tristeza, melancolía, malestar y odio. Odio de pensar que todo fue culpa mía, que tu no tuviste nada que ver, y que todo lo fastidié yo.
Es curioso como al mínimo defecto de una persona, se pasa de ella. Pero este no era el caso, la había cagado y ahora no hay vuelta atrás.
Te llamo, me lo coges y te pido perdón. Me contestas que el perdón ahora ha perdido mucha fuerza, que ya van muchos.
Lloro de la impotencia y de la rabia. Rabia de mí, de no saber hacer las cosas como hay que hacerlas.
Me falta tacto y carezco de sentimientos. O almenos eso es lo que me dices tú.
La vida no se acaba contigo.
Te pido disculpas pero tu orgullo te impide aceptarlas y yo me cansó.
Ahora se ha dado la vuelta a la tortilla.

No hay comentarios: